Hay quien dice que la medicina la lleva escrita en los genes. El Dr. Kokinov siempre supo que quería seguir los pasos de sus abuelos — a quienes profesa un profundo respeto — y estudiar medicina. Ellos le inspiraron la passion por atender y ayudar a personas que se en cuentran en situación crítica. «Tras terminar la secundaria, no tenía dudas sobre la carrera que iba a elegir», afirma Kokinov. Primero es tudió para ser especialista en cuidados inten sivos y anestesiología, dado que eran ámbitos que le permitían satisfacer su deseo de espe cializarse en algo para lo que se precisaban tanto unos excelentes conocimientos como habilidades prácticas. Posteriormente, en cambio, Kokinov volvió a las clases en la Uni versidad de San Petersburgo para seguir su verdadera pasión: la nefrología.
Como dice el refrán, «a quien madruga, Dios le ayuda». El Dr. Kokinov lleva años siguiendo este refrán. Normalmente, este médico de 42 años se levanta antes de que pongan las ca lles, a las 5 de la mañana, y se hace unos largos en la piscina local antes de irse a tra bajar. «Nadar me llena de energía y me ayuda a mantenerme despierto todo el día», afirma Kokinov. Después de llegar al centro, habla sobre los temas del día con los demás médi cos y con el personal técnico. De esta forma se asegura de que los pacientes reciban la mejor atención posible.
Es entonces cuando Kokinov empieza su tarea favorita del día: hacer rondas para ver a los pacientes. Este nefrólogo no tiene reparos en admitir que el bienestar y la atención que reciben es su máxima prioridad. Solo des pués de comprobar el estado de los pacien tes, el Dr. Kokinov encuentra tiempo para de dicárselo a otras obligaciones, que van desde controlar las recetas y comprobar la corres pondencia, hasta reunirse con los responsa bles de los servicios regionales de salud pública.
Cuidar debidamente a los 140 pacientes del Centro de diálisis Saransk es solo una parte del tratamiento satisfactorio, incide Kokinov. La educación de los pacientes sobre cómo vivir — y disfrutar de la vida — con insuficiencia renal crónica es otra parte fundamental. «Los pacientes que vienen a recibir tratamiento tienen distintos niveles de conocimientos médicos. A menudo no saben nada de medicina», afirma. Muchos se muestran confusos cuan do llegan al centro de diálisis por primera vez y su función consiste en actuar como misionero.
Kokinov cree que, para aprender, hace falta una metodología práctica. Por ello, les mues tra a los pacientes cuál es la forma correcta de hacer las cosas, les ofrece los conocimientos necesarios con respecto a la elección del tratamiento, les explica cómo deben seguir el tratamiento, les da recomendaciones en ma teria de alimentación e higiene y les muestra oportunidades para viajar y formas de mantenerse activos. «Con estos conocimientos, los pacientes ya no se sienten indefensos.» Se convierten en una especie de aliados del médico y de los enfermeros a la hora de cuidar de su propia salud, una tarea que requiere constancia», señala Kokinov.
Parte del programa del centro para educar y empoderar a los pacientes consiste en invitar los a seminarios habituales en los que se abor dan distintas temáticas relacionadas con la diálisis. Los pacientes de diálisis de Mordovia tienen mucha suerte. Han fundado un grupo de apoyo regional para promover sus intereses y recientemente han organizado un encuentro con el Ministro de Salud en el centro. «Nuestros pacientes tuvieron la oportunidad de informar personalmente al ministro y sus ayudantes sobre sus problemas y recibir res puesta a sus preguntas», explica Kokinov. Este encuentro fue todo un éxito: se tomaron decisiones inmediatas in situ, incluidas las relativas a la provisión de medicamentos de uso preferente. «Creo que esta experiencia puede utilizarse en otras regiones.»
Recientemente, unos amigos del Dr. Kokinov abrieron un rock café — una especie de cafe tería con actuaciones musicales — a las afueras de Saransk. Kokinov se ha convertido en un asiduo del lugar los viernes por la noche, cuando se celebran actuaciones musicales de blues y rock. Es uno de los momentos de su apretada semana en los que puede salir a divertirse. También aficionado desde hace mucho tiempo al FC Mordovia, a él y su a hijo, Yura, les encanta ir al estadio a apoyar al equipo cuando juega en casa. «¡Todo el mun do debería venir a Saransk a la Copa del Mundo de la FIFA de 2018!. Nuestra ciudad es preciosa.» Cuando encuentra tiempo, a este nefrólogo también le gusta salir a pescar.
«Pero solo pesco en verano con caña.» Para él, pescar es una cuestión de procesos, no de resultados. «Da igual si traigo pescado a casa o no. Lo que cuenta es la energía que me da el día de pesca», matiza. Palabras de un hom bre sabio con un gran corazón bondadoso.