Los órganos del cuerpo humano están conectados entre sí y tienen múltiples funciones de las que, en algunos casos, no se repara a priori. Este es el caso del riñón que representa para la mayoría de las personas el protagonista de eliminar las toxinas de la sangre. Sin embargo, este órgano se encarga de otras muchas tareas como el mantenimiento del volumen normal de líquidos, la producción y metabolización de algunas hormonas, también de la vitamina D y el que mantiene el pH de la sangre. Por este motivo, su deterioro o fallo puede acarrear múltiples problemas, entre los que se encuentran algunas patologías bucodentales.
No es algo anecdótico que la enfermedad renal crónica se relacione con problemas en los dientes o mucosas de la boca. El 90% de los pacientes con esta enfermedad tiene signos y síntomas bucodentales, que van desde problemas en las estructuras blandas como en las óseas.
Las alteraciones en el metabolismo mineral, por el ejemplo el calcio, conducen a osteodistrofia renal, que se manifiesta en defectos esqueléticos, fracturas, dolor, calcificaciones articulares y periarticulares y también en pérdida de hueso periodontal que deriva en movilidad o caída de piezas dentales. Por otro lado, como consecuencia de la anemia --que suelen presentar muchos pacientes--, se da una palidez de la mucosa bucal que puede enmascarar signos inflamatorios gingivales.
Además, la retención de diversos productos de desecho del metabolismo, como puede ser la urea, da lugar a una mayor concentración de esta y otras sustancias en la saliva donde se transforma en amonio, lo que genera aliento amoniacal y mal sabor de boca. También pueden presentarse placas blancas sobre la mucosa de la boca y el dorso o vientre de la lengua, que desaparecen cuando el nivel de urea en saliva recupera sus niveles normales. En niños, el desequilibrio metabólico puede producir defectos de esmalte, retraso en la edad dental y edad ósea.
Entre los pacientes que han recibido un trasplante, son más frecuentes las infecciones recurrentes por hongos y herpes debido a la inmunosupresión que requieren tras el injerto.
Esta propensión a sufrir problemas dentales junto con una pobre salud bucodental en las personas con enfermedad renal crónica puede complicar la enfermedad sistémica de base o generar otro problema. Un estudio recientemente publicado en la revista Kidney International Reports señala que los pacientes renales en diálisis peritoneal y con problemas bucodentales tienen un mayor riesgo de tener peritonitis que con otros pacientes en la misma situación y tratamiento renal, pero con buena salud bucodental.
Diferentes estudios han mostrado que existe un mayor riesgo para el deterioro de las estructuras dentales y alto índice de enfermedad periodontal en las personas con enfermedad renal crónica, lo que puede conllevar problemas de ansiedad, estrés y depresión.
Por este motivo, se debe poner énfasis en la prevención de estos problemas y los pacientes con enfermedad renal crónica deberían tener en cuenta una serie de cuidados y consideraciones con el objetivo de proteger su salud dental y por tanto potenciar su calidad de vida.
Entre otras recomendaciones, destacan: