Información sobre el coronavirus (COVID-19) para Fresenius Medical Care
Incluso después de la vacunación, el desarrollo de una respuesta inmune requerirá algo de tiempo. Es fundamental continuar con las medidas de prevención, como la higiene de manos, llevar mascarilla y mantener la distancia, por 2 motivos:
Actualmente, no hay suficiente evidencia sobre la duración de la inmunidad. Los expertos tienen que recabar más pruebas acerca de la protección que proporciona la vacunación con el tiempo para estimar la duración de la inmunidad.
Antes de vacunarse, informe al personal médico si alguna vez ha tenido una reacción alérgica grave. Según las decisiones médicas, algunas vacunas no pueden administrarse a personas con antecedentes de reacciones alérgicas graves.
Si actualmente está enfermo y tiene fiebre (temperatura corporal >38,5 °C), debe posponer la vacunación hasta que se haya recuperado. Si presenta algún síntoma, debe informar al personal del lugar de vacunación y este tendrá que decidir si posponer o administrar la vacuna.
Por lo general, después de la vacunación, el sistema inmunitario empezará a activarse, lo cual puede provocar síntomas habituales como dolor en el brazo, cansancio, dolor de cabeza y fiebre leve. La mayoría de efectos secundarios de la vacunación estándar son leves y no deberían durar más de una semana. Los efectos secundarios potenciales derivados de la vacuna para el SARS-CoV-2 se indicarán en las instrucciones de uso de dicha vacuna en cuestión y el médico que le trate le informará y le hablará acerca de estos.
En el caso poco frecuente de que se produzca una reacción alérgica, normalmente ocurrirá a los pocos minutos de administrar la vacuna. El personal médico está formado para lidiar con las reacciones alérgicas y las tratarán de inmediato.
Después de la vacunación, puede que experimente estos síntomas, los cuales indican que su cuerpo está respondiendo a la vacuna. Normalmente, los síntomas no duran más de 3 días:
Actualmente, no hay suficiente evidencia sobre la duración de la inmunidad. Los expertos tienen que recabar más pruebas acerca de la protección que proporciona la vacunación con el tiempo para estimar la duración de la inmunidad. Por tanto, seguirá siendo importante la prevención llevando mascarilla, lavándose las manos con frecuencia y manteniendo el distanciamiento social. Según la evidencia recabada con el tiempo, los expertos podrán recomendar intervalos de vacunación adecuados en el futuro.
Esto también se aplica a las personas que ya han contraído la COVID-19 y se han recuperado. Actualmente, hay pocas evidencias de la duración de la inmunidad natural. Por tanto, también es recomendable que se vacunen las personas que se han recuperado de la COVID-19.
El desarrollo de la pandemia de COVID-19 depende de la efectividad y la disponibilidad de la vacuna, así como de la disposición de la gente a vacunarse. Es muy probable que las vacunas no proporcionen una protección del 100 % contra la COVID-19.
Aún así, reducir de forma significativa el riesgo de contraer la COVID-19 y reducir también el riesgo de propagación de la infección a otras personas son la forma más efectiva de detener la pandemia con el tiempo.
Cuando los gérmenes o virus, como el virus SARS-CoV-2 que provoca la COVID-19, invaden el cuerpo humano, empiezan a atacar a las células y a multiplicarse. Puede que haya oído el término antígenos, que es el nombre de la categoría de todos los gérmenes, virus u otros microorganismos dañinos que invaden el cuerpo humano. La invasión recibe el nombre de infección.
Como parte del sistema inmunitario humano, los glóbulos blancos combaten las infecciones eliminando los gérmenes, los virus y las células humanas infectadas. Durante este proceso de eliminación, el sistema inmunitario crea anticuerpos. Cada tipo de anticuerpo es único y protege al cuerpo frente a un tipo específico de antígeno.
Las vacunas ayudan al cuerpo a desarrollar inmunidad simulando una infección sin tener que contraer la enfermedad. La reacción inmunitaria a la vacunación deja células de «memoria» que recordarán cómo crear los anticuerpos necesarios y cómo combatir el virus en el futuro.
El desarrollo de estas células de «memoria» requiere el paso de algunas semanas tras la vacunación.
Actualmente hay tres tipos principales de vacunas contra la COVID-19 disponibles y en desarrollo:
Cada virus tiene una superficie proteica única. Una de las proteínas superficiales del virus es el objetivo de la reacción inmunitaria inducida por la vacuna.
Estas vacunas proporcionan instrucciones al cuerpo acerca de cómo producir estas proteínas inocuas. Como reacción del sistema inmunitario, el cuerpo reconoce que la proteína no debería estar ahí y recordará cómo detectar y combatir el virus en el futuro.
Estas vacunas no contienen virus vivos y, por tanto, no pueden provocar la COVID-19.
Estas vacunas utilizan un virus modificado para infectar las células y proporcionan el código genético para producir la proteína espicular del virus SARS-CoV-2. Una vez que el vector vírico está dentro de nuestras células, el material genético proporciona instrucciones a las células para crear una proteína única del virus. Las células empezarán a producir copias de la proteína. Como reacción del sistema inmunitario, el cuerpo reconoce que la proteína no debería estar ahí y recordará cómo detectar y combatir el virus en el futuro.
Estas vacunas contienen una parte inocua del virus, es decir, las proteínas. Como reacción del sistema inmunitario, el cuerpo reconoce que la proteína no debería estar ahí y recordará cómo detectar y combatir el virus en el futuro.